Cada vez más personas sienten molestias al consumir leche o derivados lácteos y eligen productos sin lactosa. Aunque a veces puede percibirse como una tendencia, no es así: la intolerancia a la lactosa es una condición real causada por una mala absorción de la lactosa.
En algunos casos provoca malestar leve y controlable con la dieta, pero en otros afecta significativamente en la calidad de vida. Por ello, es fundamental obtener un buen diagnóstico de la intolerancia a la lactosa, identificar qué alimentos generan malestar y adaptar la dieta sin sacrificar el bienestar nutricional.
Qué es la lactosa y tipos de intolerancia a la lactosa
La lactosa es un azúcar natural presente en la leche y sus derivados . También, se usa como aditivo en la industria alimentaria. Cuando se ingiere, este se descompone gracias a la lactasa, una enzima que se produce en el intestino delgado. Su función es dividir la lactosa en sus dos principales componentes: la galactosa y la glucosa.
La intolerancia a la lactosa ocurre cuando hay un déficit de lactasa, lo que impide que el cuerpo absorba correctamente este azúcar. Como consecuencia, la lactosa llega íntegra al colon, donde las bacterias intestinales la fermentan y generan los síntomas típicos de la intolerancia.
Existen tres tipos de déficit de lactasa:
- Intolerancia a la lactosa primaria: se trata del más común y ocurre cuando el bebé empieza a sustituir la leche materna por otros alimentos. En esta etapa se produce una disminución drástica de la producción de lactasa, lo que hace que los productos lácteos resulten más difíciles de digerir en la edad adulta.
- Intolerancia a la lactosa secundaria: es causada por daño intestinal o reducción de la superficie de absorción. Suele ser transitoria y viene acompañada de patologías como alergia a la proteína de la leche de vaca, gastroenteritis, enfermedad celíaca y de Crohn, entre otras.
- Intolerancia congénita o del desarrollo: se trata de un trastorno genético poco común que impide al cuerpo producir lactasa desde el nacimiento.
Síntomas más frecuentes
Si una persona sufre de intolerancia, puede tener síntomas pocas horas después de consumir alimentos que contengan lactasa. Algunos de los síntomas más habituales son:
- Hinchazón o distensión abdominal
- Diarrea
- Náuseas
- Gases
- Dolor en el abdomen
- Ruidos estomacales
- Vómitos
No todas las personas con intolerancia pueden consumir la misma cantidad de lactosa. La gravedad de los efectos puede variar de leve a grave, dependiendo del grado de intolerancia y de la cantidad de lactosa ingerida.
¿Cómo se diagnostica la intolerancia a la lactosa?
Muchas personas con molestias digestivas se autodiagnostican la intolerancia y eliminan los lácteos sin confirmación médica. Sin embargo, existen enfermedades como el síndrome del intestino irritable y la celiaquía que pueden causar síntomas similares. Por ello, es importante acudir al médico para obtener un buen diagnóstico de la intolerancia a la lactosa.
Las pruebas de intolerancia miden la capacidad de absorción y la reacción que tiene el cuerpo después de ingerir productos con lactosa. El método más utilizado es la prueba de hidrógeno en el aliento. Este método mide la cantidad de hidrógeno en el aire exhalado. Cuando una persona no absorbe correctamente la lactosa, tiene altas concentraciones de este gas en el aliento.
Un diagnóstico preciso permite ajustar la alimentación de forma consciente, aliviar los síntomas y aprender a mantener una buena calidad de vida.
Productos sin lactosa para personas con intolerancia
Existe una gran variedad de alimentos alternativos para las personas que no pueden consumir lactosa. En los supermercados se pueden encontrar alimentos comunes libres de lactosa: desde yogures, galletas y chocolate, hasta helados veganos y platos preparados.
Uno de los más conocidos y populares es la leche sin lactosa. A diferencia de la leche normal, a esta se le añade lactasa para evitar los síntomas digestivos en personas que no producen suficientes enzimas. Además, existen otros alimentos sustitutivos a los lácteos, como la leche vegetal, con una gran variedad de opciones y sabores como avena, coco, almendras, arroz e incluso leche de chocolate sin lactosa.


