Las embarazadas se consideran población de riesgo en varios contextos médicos y de salud pública. Cambios fisiológicos, hormonales e inmunológicos que se producen durante esta etapa pueden hacer a la mujer o al feto más vulnerables a ciertas enfermedades o complicaciones. En verano, los factores ambientales de riesgo son más propensos y las mujeres embarazadas han de incrementar sus cuidados y vigilancia para no sufrir deshidratación, golpes de calor o problemas circulatorios.
El calor extremo que se produce en verano en distintos puntos del mundo puede poner en riesgo la salud en cualquier trimestre del embarazo. En este artículo abordamos, junto con la Dra Julia Caminal de Dexeus Mujer, especializada en Ginecología y Obstetricia, los peligros más comunes y cómo prevenirlos para disfrutar de un embarazo tranquilo en los meses más calurosos.
“Las embarazadas tienen más riesgo de sufrir efectos adversos por el calor debido a los cambios fisiológicos del embarazo: mayor volumen sanguíneo, retención de líquidos, aumento de la temperatura corporal y una presión arterial más variable”, tal y como explica la doctora Caminal.
Cuáles son los riesgos de un embarazo en verano
Las mujeres en estado de gestación deben tener un cuidado especial con algunos de los peligros que puede comportar el verano:
Deshidratación
Es uno de los principales peligros. El cuerpo pierde más líquidos a través del sudor y la orina y, si no se reponen correctamente, esto puede afectar tanto a la madre como al bebé. “Hay que estar alerta ante señales de alarma como tener la boca seca, orinar poco o con orina muy oscura y sufrir dolor de cabeza o mareos”. La doctora señala que se recomienda llevar siempre agua encima y comer fruta fresca, “pero evitar zumos comerciales, por su alto contenido en azúcar”.
Golpe de calor
El golpe de calor es una urgencia médica: el cuerpo pierde su capacidad de regular la temperatura y puede sufrir un daño orgánico. “Se deben tener en cuenta señales como que la piel esté muy caliente o seca; si se padecen náuseas o vómitos, confusión y desorientación; en el caso de ver luces o escuchar pitidos; o si se sufren mareos intensos”, sostiene la doctora.
Signos de alarma
Además del calor, hay signos clásicos que requieren una consulta médica urgente en cualquier estación del año, como las contracciones dolorosas y regulares, la pérdida de líquido amniótico, el sangrado o la disminución de los movimientos del bebé.
¿Pueden tomar el sol las embarazadas?
Las gestantes pueden tomar el sol, pero con cuidado. El sol puede ser beneficioso para el estado de ánimo y la vitamina D, pero en el embarazo la piel es más sensible y el riesgo de sufrir melasma (manchas oscuras) es mayor.
“Es importante evitar la exposición entre las doce del mediodía y las tres de la tarde, usar protector solar factor 50 compatibles con el embarazo, llevar sombrero y ropa clara, no estar expuesta al sol directo durante largos períodos y aplicar protector cada dos horas incluso en la sombra”.
¿Una embarazada puede viajar en verano?
Sí, viajar es seguro en general, pero hay que tomar ciertas precauciones si el trayecto implica estar sentada muchas horas. De hecho, el riesgo no es por la altitud, como se suele decir, sino por la inmovilidad prolongada.
“Se recomienda moverse cada dos horas para evitar la trombosis, haciendo paradas si se va en coche o caminar por el pasillo si se va en avión”. La doctora Caminal aconseja usar medias compresivas e hidratarse de forma constante.
¿Qué actividades físicas son seguras en verano para las gestantes?
La actividad física moderada es beneficiosa durante el embarazo y ayuda a controlar la hinchazón, el estrés y la presión arterial. “Lo ideal es realizar hasta 45 minutos diarios de actividad cardiovascular moderada, si no hay contraindicación médica”. Aunque hay algunos deportes que pueden ser más beneficiosos que otros.
- Ejercicio en el agua (mar o piscina), ya que mejora la circulación, reduce el peso corporal y refresca.
- Caminar en horarios de menos calor (antes de las diez de la mañana o después de las siete de la tarde).
- Yoga o pilates prenatal.
Un embarazo durante el verano exige precauciones adicionales para proteger la salud de la madre y el bebé. Siguiendo los consejos de expertos, como una hidratación adecuada, evitando las horas de mayor exposición solar, vigilando los signos de alarma y adaptando las actividades físicas y viajes, las futuras madres pueden disfrutar de un embarazo tranquilo y seguro, minimizando los riesgos asociados al calor extremo.