El sedentarismo crece en el entorno laboral
En esta investigación se analizan las series temporales de las Encuestas Nacionales y Europeas de Salud en España (1987–2020) y se evalúa el sedentarismo en tres ámbitos: actividad principal, tiempo libre y el global (todos los escenarios).
Su principal conclusión es que el sedentarismo aumenta durante la actividad principal de los españoles (por ejemplo, estudiar o trabajar), mientras que disminuye en el período de tiempo libre.
Sedentarios: patrones por actividad y sexo
Durante la actividad principal, los hombres tienden a ser más sedentarios que las mujeres. El sedentarismo ha aumentado con fuerza tanto en el grupo de los más jóvenes como en el de los mayores.
En el tiempo libre, la prevalencia fue siempre mayor en mujeres y más alta en aquellas personas de 65 años o más, mientras que el nivel más bajo se registró entre los jóvenes de 16 a 24 años.
Cambios estructurales en el sedentarismo español
El aumento del sedentarismo durante la ocupación principal sugiere cambios estructurales en la actividad física de los españoles: en general, las ocupaciones con escasa movilidad son más numerosas; los jóvenes dedican mayor tiempo a los estudios; y se detecta un posible impacto del teletrabajo y otras labores que exigen estar sentados frente a una pantalla.
Por otro lado, el descenso del sedentarismo en el tiempo libre puede explicarse por campañas de promoción de la actividad física, una mayor oferta de actividades y cambios en los comportamientos. En este ámbito, son los mayores los que presentan formas de ocio con escasa movilidad, mientras que los jóvenes han adoptado prácticas más físicas.
A pesar del cambio de tendencia en el tiempo libre, el sedentarismo sigue creciendo en España, lo que puede incrementar los problemas en la salud poblacional: aumento del riesgo cardiovascular, de la mortalidad y de la obesidad.
Riesgos de la inactividad física
El sedentarismo es uno de los principales factores de riesgo de salud en la actualidad, comparable con el consumo de tabaco o la mala alimentación. Puede ser el detonante de:
- Enfermedades cardiovasculares. Mayor probabilidad de hipertensión, dislipidemia o arteriosclerosis; incremento de la posibilidad de infarto y accidente cerebrovascular.
- Obesidad. El gasto energético disminuye, favoreciendo el aumento de peso y la obesidad abdominal; mayor riesgo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.
- Cáncer. Estudios apuntan a mayor propensión a desarrollar cáncer de colon, mama y endometrio.
- Trastornos musculoesqueléticos. Debilitamiento muscular, pérdida de flexibilidad y fuerza; dolor lumbar y cervical crónico por malas posturas y exceso de tiempo sentado.
- Salud mental. Asociado con mayor riesgo de depresión y ansiedad, fatiga mental, baja autoestima y peor calidad del sueño.
- Salud cerebral y cognitiva. Peor rendimiento intelectual en personas muy sedentarias y mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencias en edades avanzadas.
- Mortalidad prematura. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y múltiples metaanálisis muestran que el sedentarismo se asocia con mayor mortalidad por todas las causas, incluso en quienes cumplen las recomendaciones mínimas de ejercicio.
En resumen: el sedentarismo afecta al corazón, al metabolismo, al sistema musculoesquelético, al cerebro y a la salud mental, además de acortar la esperanza de vida. La recomendación de la OMS es limitar el tiempo de inactividad física y practicar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada (o 75 minutos de actividad vigorosa), además de interrumpir los periodos largos de estar sentado con pequeñas pausas activas.