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IM CLINIC

Doctor Iván Mañero

Fundador y CEO de IM CLINIC, es un destacado cirujano plástico, estético y reparador, reconocido a nivel nacional e internacional que ha contribuido al desarrollo de técnicas pioneras en cirugía mamaria, corporal y facial, así como en cirugía de afirmación de género.
27 de junio de 2025
Doctor Iván Mañero

El Dr. Iván Mañero, cirujano plástico, estético y reparador, es una figura destacada en el ámbito médico tanto por sus innovaciones quirúrgicas como por su compromiso con la salud integral de sus pacientes. Fundador y CEO de IM CLINIC, ha sido pionero en técnicas de cirugía mamaria, corporal, facial y de afirmación de género. En esta entrevista, comparte su visión sobre los límites de la estética, el papel social del cirujano plástico y su intensa labor solidaria en Guinea-Bisáu.

 

¿En qué momento decide ser cirujano plástico?

Desde pequeño soñaba con ser médico y ayudar a los demás, nunca me planteé otra profesión. Y, dentro de la medicina, escogí la cirugía plástica porque es la única especialidad médica y quirúrgica en la que la parte técnica y la parte artística están muy relacionadas, y eso me atraía muchísimo. Tendemos a ver la cirugía plástica exclusivamente como algo estético, pero detrás hay mucho más. La cirugía plástica es estética y reparadora para ofrecer a personas que buscan mejorar su aspecto físico una mayor calidad de vida, pero también para mejorar la salud física y emocional de las que han sufrido un cáncer, una amputación, una grave quemadura, un traumatismo…

IM CLINIC es una clínica de cirugía plástica y medicina estética muy diferente al resto de los centros hospitalarios. ¿Qué le llevó a crear este nuevo concepto?

Este tipo de centro siempre ha estado en mi mente y por fin en 2013 lo pude materializar. No solo buscaba una clínica puntera en tecnología, aparatologías, con quirófanos inteligentes o con los mejores profesionales y especialistas…, sino que quería ir un paso más allá y construir un lugar en el que cuando los pacientes cruzaran sus puertas se sintieran a gusto, cómodos, acogidos… tanto por la luz, la belleza y la confortabilidad de sus espacios como por la dedicación y el trato de las personas que allí los atienden.

Vivimos en un momento en el que la estética cobra cada vez más interés y en personas cada vez más jóvenes. ¿Dónde debería estar el límite?

Debemos empezar a marcar límites no solo en cirugía plástica, sino en muchos otros aspectos de nuestra vida que, según mi opinión, no valoramos suficiente. Por ejemplo, el acceso de los niños o adolescentes a cierta tecnología como los filtros faciales y corporales que son capaces de modificar tu aspecto físico a través de un móvil y ofrecerte una imagen irreal y falsa más “perfecta” de ti. Eso está produciendo una alteración de la imagen propia que puede causar muchos problemas de autoestima o de distorsión preocupante de la propia imagen corporal.

Los cirujanos plásticos somos los primeros que debemos poner límites a la cirugía estética en menores o en personas muy jóvenes. Debemos ser la primera línea de defensa. Ya se está trabajando para tener un consenso en las sociedades de cirugía plástica por el que nos marquemos límites no solo por edad, sino sobre todo por cuestión de motivación. No podemos dejar que un joven se opere para conseguir el aspecto que tiene con el filtro tal o la app cual. Debemos volver a tener un concepto real del aspecto de los seres humanos y conseguir que la sociedad los vuelva a aceptar como válidos.

Es uno de los cirujanos más prestigiosos en cirugía de afirmación de género. ¿Qué supone?

Sinceramente, supone una responsabilidad. En parte, ese prestigio es consecuencia de una lucha contra marea, y eso es una pena. Una lucha porque empecé en un momento en que nadie quería atender a las personas trans que querían operarse, y yo quise no solo atenderlas, sino darles la calidad sanitaria y la visibilidad social que se merecían.

Ahora mismo ese prestigio supone responsabilidad ante los pacientes, por un lado, pero también la responsabilidad de saber ofrecer todo el conocimiento que he ido adquiriendo durante todos estos años a las nuevas generaciones de profesionales para que, a partir de lo que ofrezco, sigan avanzando y ofreciendo una atención sanitaria de excelencia a las personas trans que quieren operarse.

¿Qué le hace dar el paso y crear la Unidad de Género hace más de 20 años, cuando este tipo de cirugía era aún un tabú en nuestra sociedad?

Me di cuenta de que existía una necesidad muy real de personas que necesitaban esta cirugía y que debían viajar lejos poniendo en riesgo su salud porque cuando tenían complicaciones, ningún médico quería hacerse cargo de ellas. En ese momento, me planteé el reto de formarme para dar una solución a estos pacientes.

Me tuve que formar mucho más allá de la cirugía plástica, en ginecología, en urología… para poder solucionar el problema de salud que tenían. Y así empecé a viajar fuera para especializarme y ofrecer asistencia a las personas trans que solicitaban una cirugía de afirmación genital.

Hace más de veinte años que trabaja en proyectos de desarrollo en Guinea-Bisáu y más de treinta en el mundo de la solidaridad. ¿Cómo vive atender aquí a pacientes de cirugía estética y viajar para operar en condiciones precarias a personas que no tienen acceso a la sanidad?

En mi caso, estas dos facetas se han compenetrado muy bien. Quizás como consecuencia de la educación que he tenido por parte de mis padres he podido gestionar ese contraste. Provengo de una familia humilde y he ido siempre a colegios públicos en una época muy distinta a la de ahora, donde asistían niños con muchas carencias económicas.

Eso me enseñó que dar lo que nos sobra es caridad y compartir lo que tenemos es solidaridad. Desde entonces, he trabajado muy duro para que la mitad que comparta sea más grande y pueda llegar más lejos.

En España, su fundación desarrolla un programa de lucha contra la mutilación genital femenina que ofrece cirugía reparadora gratuita a las víctimas. ¿Qué busca a la hora de practicar la cirugía reparadora?

Podríamos pensar que la mayoría de estas pacientes nos llegan buscando recuperar el placer sexual que nunca tuvieron. Pero no es así. La causa más frecuente está relacionada con el dolor crónico, infecciones recurrentes (como consecuencia de la fibrosis), problemas menstruales y molestias graves de la zona.

Para abordar la cirugía, básicamente nos marcamos tres objetivos. El primero es funcional; el segundo, que la paciente pueda tener una vida sexual plena y, el tercero, es más estético para que el órgano tenga un aspecto natural.

Recientemente, ha inaugurado una nueva herramienta digital dirigida tanto a víctimas de la mutilación genital femenina como a educadores, pero también a personal sanitario. ¿Qué busca con esta nueva plataforma digital?

Por un lado, ponérselo más fácil a las mujeres víctimas de este tipo de mutilación para que puedan saber qué les pasa, por qué les pasa y cómo podrían solucionarlo. En cuanto a los educadores, ofrecerles información para sensibilizar y prevenir, ya que se calcula que en nuestro país hay más de 17.000 niñas en riesgo de sufrir la mutilación genital.

En el caso de los sanitarios, quería que conociesen tanto qué es este tipo de mutilación como sus consecuencias, así como la cirugía que puede repararla, para que hagan de altavoz y ofrezcan soluciones a sus pacientes.

La cirugía plástica es estética y reparadora
Los cirujanos plásticos somos los primeros que debemos poner límites