La presión por tener un cuerpo perfecto, la influencia de la publicidad y las redes sociales, y la intención de llevar una vida sana llevada al extremo pueden acabar generando un trastorno. Este lleva el nombre de “trastorno dismórfico muscular”, una afección mental que se caracteriza por una preocupación obsesiva por tener un cuerpo musculoso y por la percepción distorsionada de la propia imagen corporal, un conjunto de síntomas también conocidos como “vigorexia”.