Históricamente, las aguas termales han sido apreciadas por sus propiedades curativas y relajantes. Estas fuentes naturales de agua caliente, enriquecidas con minerales, proporcionan numerosos beneficios para la salud, como el alivio del dolor y la mejora de la piel. No obstante, para disfrutar plenamente de sus ventajas, es fundamental conocer también sus contraindicaciones y precauciones.